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El siguiente vehículo que adquirió Manuel con
su primer sueldo fue un Triumph Spitfire rojo de-
portivo y descapotable de 1973 cuyo asiento se
encuentra a un palmo del suelo que requiere de
toda nuestra elasticidad tanto para entrar como
para salir del mismo. Ahora bien, una vez dentro
reposando las manos sobre el fino volante italia-
no de madera dirías que eres el amo del mundo
o al menos todo un galán de Hollywood aunque
ya te claree el pelo. Este coche es un capricho en
el que sientes la carretera. Lo fue para su primer
propietario, un hombre ya mayor de Cerdeña que
se lo compró cuando se jubiló desde donde lo
trajeron hasta España y lo es ahora para Manuel,
que lo ha matriculado como vehículo histórico a
través del Museo de la Automoción de Salaman-
ca, y con el que disfruta de largos paseos, como
el último por la costa del norte de España. La
preservación de los vehículos clásicos depende
mucho del trato que hayan recibido, y el punto
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