Page 9 - revistainvierno2022
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La enorme influencia lograda ya en-
                                                             tonces por la Casa de Alba se acre-

                                                             cienta con el nombramiento en 1439
                                                             de su sobrino, Fernando Álvarez de
                                                             Toledo, como I Conde  de  Alba en
                                                             compensación por los servicios que

                                                             este  había  prestado a  la  Corona.
                                                             Pero será otro Fernando Álvarez de
                                                             Toledo, conocido como el Gran Du-
                                                             que de Alba por la enorme repercu-

                                                             sión  de  sus  hazañas  bélicas  y  ac-
                                                             tuaciones en favor de las artes y las
                                                             letras, quien en el siglo XVI convierta
                                                             la localidad en un importante núcleo

                                                             de vida cultural que atrajo en su mo-
                                                             mento a  notables  pensadores,  poe-
                                                             tas o escritores en busca de mece-
                                                             nazgo o protección.



                                                             Ya anteriormente  al  castillo,  existía
                                                             una  construcción llamada  Alcázar
                                                             donde solía residir la señora de la vi-

                                                             lla Beatriz de Portugal. Hay varios do-
                                                             cumentos que lo certifican e incluso
                                                             hoy puede  corroborarse  su  existen-
                                                             cia en el nombre de algunas de sus

                                                             calles -como la denominada Bajada
                                                             al Alcázar- junto con los restos de la
                                                             muralla que aún se conservan. Algu-
                                                             nos historiadores confunden este Al-

                                                             cázar con el Castillo de los Duques.
                                                             Sería  en  1426  cuando  figurase  por
                                                             primera vez  el  término Castillo  de
                                                             Alba  en  un  documento  firmado  por

                                                             Juan II de Navarra.


                                                             Actualmente  la  torre  acoge la  sede
                                                             de la Oficina de Turismo del Ayunta-

                                                             miento de Alba de Tormes.


                                                                      ADRECAG - ARTE Y ENCINAS  8
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